viernes, 18 de mayo de 2012

Reunión


Para mis viejos



Hoy vi a mi padre a temprana hora



orando frente al segundo santo de sus milagros.


El sagrario de su virgen se encuentra a veinte fatigosos pasos ya.




Encorvado en la silla que ya no le sostiene el cuerpo recto,

apoyando sus pies contra un piso que ya no hace esfuerzo,

envuelto en un pijama de franela que escurre por su osamenta

que a cada forzado respiro es más notoria.




Mamá no está en casa pero ora.

Ora siempre, por todo,  por todos. Lo hace en silencio frente al altar,

como para que sus oraciones no tengan testigos directos, ni                     intercesores,

para que sus oraciones se vayan ligeras hacia el Todopoderoso.




Papá pide por él mismo, y debe pedir por alguien más.

Alguien más que no conozco, porque para mí no tendría importancia;

No tiene importancia porque los hijos con una imagen paterna en               casa,

así somos.


Su oración se alarga hasta dejarlo rendido.

Él ronca como búfalo apaciguado, mamá regresa apresurada,

Prepara el café, y se reúnen como cada mañana, alrededor de la               mesa,

y vuelven a romper con el ayuno.


María Meneses, IV De Gente y de Silencio, Travesía 101 Al encuentro de los sentidos. 2011.


DEP Eduardo Alemán (1975-2012)