jueves, 1 de noviembre de 2012

Ciudad Sepulcro



Los muertos que quieren terminar de morir,

van sin rostro, sin tiempo y sin flores.

Sin un mísero llanto en su nombre

que bien pudiera haberles dado el tiro de gracia. 


Deambulan, se van hundiendo en la cama

de uno a uno o en bandada.

Oprimen el pecho, alfileran la garganta

Y van cuidando que la sorpresa

no les vuelva a tomar desprevenidos. 


Atan las manos, la boca, clavan las uñas. 

Trastorno de sueño, 

obstrucción en las vías respiratorias,

eso dice el diagnóstico médico,

eso dicen cuando ignoran que alguien más habla. 


Ansío tanto salir del letargo.

Anhelo que un primer rayo de luz

se cuele por mis párpados aniquilados.


                                          Los que hoy dictan… 


Se fueron sin aviso.

Pretendieron juntar su dolor

y se lo ataron al cuello.

Se escondieron en el infortunio

y ahí los hallaron, y allí mismo los hicieron perdidizos.

Y siguen tratando de saldar la cuenta,

la cuenta final, que se cree ya esta saldada. Son los muertos

que deambulan por tu cama, por la mía

¿Por qué no les hemos permitido hablar?


De gente y de silencio, María Meneses (2011)